El Papel de la Familia en la Enfermedad Mental


En el campo de la salud, los profesionales a menudo se centran en el diagnóstico y tratamiento, en ocasiones olvidando las emociones del paciente y de su familia. En este sentido, es crucial preguntarnos: ¿Qué consecuencias tiene para la familia cuando un miembro es diagnosticado con una enfermedad mental? ¿Cuál es el rol que juega la familia en el tratamiento y recuperación del paciente?


El concepto de familia puede definirse como “un grupo de personas relacionadas biológica, emocional y/o legalmente que viven en el mismo hogar”. Las familias tienen un ciclo vital y afinidad en sentimientos y proyectos comunes. No necesariamente deben vivir juntas. La familia tiene una gran importancia para la mayoría de cuidados de salud y es crucial para la presentación y resolución de enfermedades. Las intervenciones en el contexto médico y psicológico deben considerar al paciente en el contexto familiar para comprender mejor las enfermedades y soluciones. La familia influye en la salud a través de conductas, estilos de vida y carga genética, que pueden tanto prevenir como propiciar enfermedades. Las crisis familiares pueden generar enfermedades. La familia es fundamental en el cuidado del paciente, siendo uno de los tres pilares del tratamiento (profesional, paciente y familia).


La dinámica familiar puede verse alterada significativamente tras un diagnóstico. Si las bases familiares no son resilientes, pueden surgir problemas como la separación, el abandono y diversas formas de violencia, lo que complica el tratamiento del paciente. Algunos autores destacan el papel de la familia como coterapeuta, ayudando en el desarrollo integral del paciente a través de la socialización y el apoyo emocional. De manera similar, es deseable que el profesional de la salud opte por una orientación centrada en la familia. La orientación familiar mejora la información y el apego al tratamiento, prediciendo un resultado positivo del tratamiento. Es crucial informar adecuadamente a la familia y entrenarla en habilidades de cuidado.
Por otro lado, el estigma asociado a la enfermedad mental afecta no solo al paciente sino también a su familia, y ésta juega un papel esencial en el proceso de aceptación y apoyo al paciente. La percepción negativa de la enfermedad mental, aunque menos severa que en el pasado, sigue causando rechazo y aislamiento social para las familias afectadas.
En situaciones más radicales como la hospitalización, el paciente puede sentir desapego debido a la ausencia de figuras parentales, lo que puede llevar a comportamientos autodestructivos. Al regresar a casa, es crucial que la familia continúe brindando atención médica adecuada para garantizar el bienestar del paciente, el apego al tratamiento indicado y prevención de factores de riesgo y recaídas.


El papel del psicólogo y otros profesionales de la salud es crucial para eliminar la desinformación sobre las condiciones del paciente y fomentar una perspectiva más humana y empática en la sociedad. Desde la familia, se debe cambiar la percepción de la enfermedad mental, superando los miedos y estigmas que dificultan la adaptación del paciente a una nueva realidad transitoria o permanente, así como a su tratamiento.


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Fuentes:
Oviedo-Rodríguez, J. (2013). La enfermedad mental y la familia. Revista de Psicología GEPU, 4 (1), 160-165.
Vergeles-Blanca, J.M. (2013). En la enfermedad crónica, ¿la familia ayuda? AMF, 9(9), 495-500


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